martes, 18 de agosto de 2015

PARABOLAS SOBRE LA MISERICORDIA

La Biblia es fuente de enorme sabiduría y lecciones eternas que nos ayudan a guiar una vida más plena y feliz. Sólo necesitamos entender y aplicar este conocimiento en la vida real. Las Parábolas del Hijo Pródigo, de la moneda perdida y la oveja perdida nos hablan sobre la Misericordia de Dios relatadas por el evangelista San Lucas

Las parábolas tienen un significado cuando las pronuncia Jesús, otro cuando las escriben sus apóstoles y otro tercero distinto cuando las actualizamos y releemos ahora. En estas tres parábolas, se presentan tres realidades, tres cosas que se pierden. Se pierde una oveja, que es un animal; se pierde una moneda, que es un objeto (dinero) y se pierde una persona, que es el hijo. En los tres casos, el pastor, la mujer y el padre, se ponen en acción para encontrarla. El pastor va en busca de la oveja, que quizá se había quedado rezagada porque estaba coja, y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros y la presenta como un trofeo. De nuevo, Jesús tiene muy presente al auditorio femenino y emplea una parábola que las mujeres pueden entender muy bien. Una mujer que tenía diez monedas y se la perdió una. Si se hubiera tratado de un ricachón que tuviera cien monedas, quizá no le diera importancia, pero en su caso es una parte importante y se pone a buscarla por toda la casa hasta encontrarla. 

Todos debemos reflexionar con cuál de las tres figuras nos identificamos; con el padre, con el hijo mayor o con el hijo menor. El hijo menor representa a los que se alejan de la Iglesia y de Dios, que no quieren sujetarse a ninguna norma, ni obedecer. Son como ovejas descarriadas y les falta todo, les falta el pan verdadero. Dios siempre está dispuesto a acogerlos para que vuelvan a la verdadera vida. El Padre misericordioso representa a Dios. 

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